Hola a todas y a todos. El otro día pensaba con qué tema debía retomar mis líneas en este blog y la idea llegó de la mano del consejo a Any, mi profe de indoor bike (disciplina aeróbica que hacemos en el gimnasio). Ella es madre de dos como quien escribe y, por lo tanto, una mujer inmersa en la tarea diaria de la limpieza, cuya resultante son manos castigadas por el contacto con múltiples productos que no hacen nada bien a la piel (detergente, lavandina, limpiadores de piso, jabón en polvo) ¡a pesar del uso de guantes de goma! Para que no se sintiera la única con "manos de albañil" (como solía decirle mi papá a mi mamá al verle las manos tan percudidas), le mostré mis propias manos resecas y -encima- ennegrecidas en medio de las huellas digitales por pelar verduras. Y ahí me transmitió el secretito milenario: "Hacete un menjunge con jugo de limón, azúcar y dermaglós, frotá bien y enjuagá. Después me contás". Haciendo anotaciones mentales, me dí cuenta de que tenía ...