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Mostrando entradas de julio, 2010

Esos pequeños momentos

Sábado. Pasaron minutos de las siete de la mañana. Temperatura: un grado bajo cero. Situación: desvelada desde las 5, dí vueltas en la cama dos horas. Tuve lo que se conoce como "momento de inspiración": me estallaba el cerebro de pavadas, así que dije: "Me levanto y las bloggeo". Me senté en el sillón con la notebook, pude música suave (no sin antes pasar por los canales de noticias) y con una sonrisita de costado, pensé: "Me siento como Carrie" (Por Carrie Bradshaw, protegonista de "Sex & the City", sólo que no estoy en un departamento en Nueva York, definitivamente no uso un par de zapatos de Manolo Blahnik y en lugar de estar tomando un café de Starbucks... mate, obvio), y sin darme cuenta comenzó a tomar forma mi columna de estos días. El tema: encontré un momento pára mí. Nadie a mi alrededor enuncia frases encabezadas por la sílaba: "Ma", porque Fran y Juani duermen plácidamente. Los mates que me cebo los tomo calentitos, no ...

Yo te miro el pelo

¿Alguna de ustedes nació con el pelo que le hubiera gustado tener? Si alguien responde afirmativamente, le envío con gusto una tarjeta de "¡FELICITACIONES!" Porque, a juzgar por el enorme éxito de las peluquerías, la mayoría de nosotras se quiere cambiar "algo", ya sea el color, la textura, el largo, etc. y, por lo general, lo que no nos gusta de nuestro pelo, suele ser un importantísimo tema de conversación. Gracias a la naturaleza y a la genética, que no me favorecieron demasiado, lo primero que veo en el espejo al levantarme es mi flequillo enmarañado: parece que me hubiera pegado una esponja "Patito" de bronce en la frente. Ni les digo del resto del pelo, se parce a la Pantera Rosa cuando se mete en el lavarropas y sale hecha un pompón. Para tratar de revertirlo, lo que hago es mojármelo un poco, me rocío un líquido dual reconstituyente y nutritivo en las puntas y me peino, armando los rulos con las manos. Una vez seco, me paso la planchita que me comp...