En la era de las redes sociales, una de las "tribus" existentes son las fit bloggers, una "horda" de chicas que ha copado Instagram, y que publican no menos de cinco fotos diarias con cada alimento que comen, así como sus cuerpos antes y después de ir al gimnasio. La mayoría de ellas tiene miles de seguidoras (muchas de las cuales son adolescentes), que las admiran fervientemente, les dejan comentarios llenos de exclamaciones del tipo: "Qué diosa", "Qué fuerza de voluntad", mientras otras las consultan como si fueran "gurúes" de este tipo de vida. Ellas, se autodenominan "fit", lo cual proviene del fitness, una filosofía de vida que combina una alimentación balanceada con rutinas de ejercicio. Hasta acá, todo bien. El tema es que en el frenesí de "buena onda" muchas de estas muchachitas se aventuran a dar consejos de alimentación. Pasan recetas que incluyen complementos que no cualquiera puede consumir, como la proteína sintética. Alientan a hacer actividad física, mucha: porque comentan que a la mañana corren, al mediodía hacen pilates y a la tardecita, crossfit. Muchas de ellas van al gimnasio de lunes a sábado. Muestran fotos del "antes y el después", cuando en la foto original ya eran delgadas. Y, lo peor de todo, suelen aludir a "verse gordas" o a "tener que matarse para bajar el rollo", lo cual no parece nada saludable. Si bien no comenten delito alguno y seguramente no tienen malas intenciones su actitud es condenable, porque quizás no toman conciencia de la llegada que tienen. Porque, presentadas todas estas pruebas, podemos aventurarnos a decir que tienen cierto grado de obsesión, y esto lo pueden estar trasladando a sus seguidoras. ¿Cómo es posible que se fomente asistir a una reunión social llevando el "taper" con comida especial? o, también, tomar recaudos -extremos y nada saludables- a la hora de elegir el menú cuando salimos a comer afuera. Muchas, sin tener la más mínima idea de información nutricional, recomiendan el reemplazo de ciertos alimentos, como los carbohidratos, los cuales resultan fundamentales en la dieta diaria de una persona saludable: una de las vedettes son los fideos de zucchini (nada menos que los zapallitos cortados bien finitos), los cuales recomiendan consumir en lugar de los fideos tradicionales, con lo cual, hablar de "reemplazo" es de una ignorancia inusitada. Y también "demonizan" ciertos platos y bebidas reiterativamente, diciendo que por comer un postre o tomar un vaso de cerveza "tiran por la borda" todo lo que se cuidaron durante la semana... ¡Un verdadero HORROR!
Del otro lado de esta historia, y también dentro de Instagram, nos encontramos con las nutricionistas (médicas especializadas o licenciadas), quienes intentan contrarrestar las barrabasadas de las bloggers, aconsejando desde el conocimiento (tablas nutricionales, recetas, e incluso, posts en contra de las fit bloggers) de qué manera es saludable cuidarse. Hay una verdadera grieta entre estos dos grupos y miles de mujeres en el medio.
Somos libres de seguir a quien nos de la gana, pero la conclusión de todo esto es: nunca aventurarse a una dieta extrema, siempre consultar con el médico o, al menos, con una nutricionista (o la cantidad de profesionales que sean hasta que demos con el que nos sintamos más cómodas) y jamás llevar nada a los extremos. Los daños que una mala alimentación pueden provocar en la salud pueden ser más peligrosos de lo que creemos, sobre todo si empezamos a desarrollar conductas obsesivas, las cuales se nos van instalando de a poco y sin darnos cuenta.
Finalmente, para las que son mamás, no dejar a la deriva a los chicos, Tratar de responder sus dudas y también acercarlos a los profesionales de la salud.
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