La higiene facial es uno de los pilares de cuidado de la piel. Y llevarlo a cabo -hacer el "trabajito de hormiga", como le digo yo- es imprescindible ya que hay agentes nocivos, como la polución. Por lo tanto, hay momentos en los que resulta imprescindible realizar una buena limpieza, valiéndose de los productos indicados según nuestro tipo de piel y de acuerdo a al "grado de fiaca" que nos produzca realizara: al levantarse, antes de irse a dormir y fundamentalmente, a la hora de retirarse el maquillaje.
Para cada momento hay un producto indicado: resultan muy útiles los geles, fáciles de usar en el momento en el que te lavás la cara. También son geniales -para pieles normales o mixtas, que no tienen problemas de irritación o hipersensibilidad- los jabones: ese que tiene 1/4 de crema humectante es un golazo, también los de glicerina, los que tienen avena o ingredientes naturales y hasta la barra de limpieza naranja. Eso sí: ninguno de estos productos retira el maquillaje en profundidad y siempre hay que hidratar en seguida para equilibrar. Si no, corrés el riesgo que se reseque con el uso reiterado.
Para retirar el maquillaje hay... ¡de todo! Desde cremas y leches de limpieza, hasta lo que se conoce como "agua micelar" y lo más novedoso: los aceites. Vamos por partes, paso a explicarte uno a uno: las cremas y leches limpiadoras se aplican con la yema de los dedos y se retiran con algodón o papel tissue. El plus que tienen es que algunas vienen con componentes tratantes: algunas son
antiage, otras vienen con agentes hidratantes y hasta algunas se indican para pieles secas. La eficacia de "arrastre" de maquillaje cambia bastante de una marca a otra (hay cientos, con precios de toda índole!). Algunas llegan a retirar hasta la máscara a prueba de agua y hay otras que sí o sí tenés que complementarlas con otro producto de limpieza, como el desmaquillante para contorno de ojos.
Por su parte, el agua micelar es un producto de limpieza 3 en 1: limpia, desmaquilla y tonifica la piel. Ergo, ¡simplifica la rutina de limpieza! A diferencia de otros desmaquillantes, realiza una limpieza no abrasiva, ya que no contiene detergentes o químicos que producen enrojecimiento o irritación -en especial en las pieles más sensibles-, sino que está formulada a base de micelas: partículas que atrapan la suciedad de la piel gracias a sus propiedades químicas. Estas partículas tienen dos áreas: una que es soluble en agua y la otra que es soluble en lípidos o grasas. Es esta dualidad la que hace que las micelas puedan atrapar y disolver suciedad como sebo y contaminación, y transportarla en una fase acuosa (líquida), lo que permite que sea fácilmente retirada de la piel con una limpieza no abrasiva. No tiene una textura oleosa y tampoco es necesario enjuagarla después de su uso.
Finalmente, vamos a hablar de una tendencia cada vez más firme entre "los que saben" para higienizar la piel: los aceites de limpieza. Aunque suene extraño colocar este elmento en la piel (hubiera sido casi una blasfemia si quiera mencionar esto, años atrás), ya en los Estados Unidos y Europa las marcas de cosmética más reconocidas cuentan con productos excelentes para higienizar el cutis. Incluso hay quienes realizan sus propias mezclas orgánicas (se los explico en otro post) y hablan de la eficacia que posee, ya que "el aceite disuelve el aceite", con lo cual es lo más eficaz para retirar la grasitud excedente del rostro.
Weleda lanzó un aceite a base de almendras orgánicas que remueve el maquillaje eficazmente, especialmente en la zona de los ojos, calmando la piel en forma intensiva y evitando posibles reacciones alérgicas, que se absorbe rápidamente sin dejar una película grasa. Se trata de un producto multifunción, ya que se puede utilizar como tratamiento antiage: colocar pocas gotas en la punta de los dedos y aplicar sobre el rostro limpio y húmedo, párpados, escote y cuello, dejando actuar el producto durante la noche.
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